Saludablemente

12, Enero 2021

¿Todo el mundo tiene SIBO?

El “Sobrecrecimiento Bacteriano del Intestino Delgado” es una afección muy común, pero actualmente se suele diagnosticar en exceso y esto acarrea inconvenientes.

En los últimos años, el SIBO se volvió muy popular en redes sociales y en algunos círculos de salud funcional. Esto llevó a que muchas personas asocien cualquier malestar digestivo con esta condición.

Si bien el SIBO existe y afecta a muchas personas, también es cierto que puede estar siendo sobrediagnosticado. Por ejemplo, algunos test de aliento pueden arrojar resultados ambiguos o positivos falsos si no se interpretan correctamente. O el mismo auge que tiene en RR. SS. puede llevar a que muchos “gurús” de alimentación sana o salud lo caractericen erróneamente y quienes lo consuman se autodiagnostiquen.

Por eso, es fundamental:

  • Tener una evaluación médica completa (¡nada de autodiagnóstico!).
  • Considerar otras posibles causas de síntomas similares, como intolerancias alimentarias, síndrome de intestino irritable (SII), disbiosis o estrés crónico.

¿Cómo sé si tengo SIBO?

Los síntomas más comunes son:

  • Hinchazón (sobre todo después de comer)
  • Gases o eructos frecuentes
  • Cambios en el tránsito intestinal (diarrea, estreñimiento o ambos)
  • Malabsorción de nutrientes (como hierro o vitamina B12)

El diagnóstico más común se hace con un test de aliento (lactulosa o glucosa), aunque no es infalible y debe ser interpretado por un profesional capacitado.

Tips para manejar el SIBO (o mejorar la digestión en general)

  1. Cuidá tu alimentación: una dieta baja en FODMAPs (carbohidratos que fermentan fácilmente en el intestino, como la avena, el trigo o la lactosa) puede ayudar a calmar síntomas, aunque no es para siempre ni para todos. Siempre mejor con guía profesional.
  2. Dale tiempo al sistema digestivo: dejá pasar 3-4 horas entre comidas sin picoteos para activar el “reflejo de limpieza” natural del intestino.
  3. Masticá bien y comé con calma: parece obvio, pero mejora la digestión más de lo que creés.
  4. Probióticos con cautela: no todos son útiles en SIBO, y algunos pueden empeorar los síntomas. Consultá antes de usarlos.
  5. Tratamiento individualizado: si tenés SIBO confirmado, el tratamiento puede incluir antibióticos específicos, suplementos o fitoterapia. No es “una receta mágica” para todos.
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