Saludablemente

12, Enero 2021

¿Por qué nos cuesta tanto decir que no?

Decimos que sí aunque estamos agotados. Aceptamos cosas que no queremos y ponemos a los demás antes que a nosotros. ¿Te pasa? Aprender a decir que no puede transformar tu bienestar emocional, físico y tus vínculos. Y no, no te hace egoísta.

Nos enseñaron a decir sí para evitar conflictos, para agradar, para no quedar mal. De chicos, nos solían decir “portate bien”, “no seas egoísta”, “sé agradecido”, que van instalando la idea de que poner límites es algo negativo. Pero no lo es.

Decir que sí a todo tiene sus consecuencias. Nos decimos que no a nosotros mismos: a nuestro tiempo libre, al descanso, a lo que realmente necesitamos. Vivir desde la obligación o el compromiso constante genera un desgaste emocional, ansiedad, enojo, cansancio acumulado. Muchas veces, para evitar un conflicto externo, creamos uno interno.

Aprender a decir que no también es salud

Poner límites no es rechazar al otro. Es reconocer tus prioridades. Estas herramientas pueden ayudarte a empezar:

🔹 Escuchate primero. Si algo no te hace bien, eso ya es una razón válida. No necesitás justificarte de más.

🔹 Usá frases claras y amables: “En este momento no puedo”; “Hoy necesito priorizar otras cosas”. 

🔹 No todo requiere explicación. Un “no” puede ser una frase completa.

🔹 Empezá por situaciones pequeñas. A veces nos sentimos culpables hasta por rechazar un favor mínimo. Ir paso a paso fortalece tu seguridad.

🔹 Aceptá que no le podés caer bien a todos. Y eso está bien. Poner límites sanos no es ser malo, es ser auténtico.

Aprender a decir que no es, en realidad, aprender a decirte que sí a vos mismo: a tus tiempos, a tu descanso, a tu salud mental. Porque cuidarte no debería darte culpa, sino alivio.

Compartilo en: