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12, Enero 2021

Escolarización: realidad e impacto

Con la progresiva contención de la pandemia, el sistema educativo se enfrenta al desafío de trabajar sobre una estrategia integral con políticas nacionales que permitan mitigar el impacto y acompañar a los estudiantes.

Foto: Getty Images

En los últimos meses con la reapertura de las actividades escolares la presencialidad y las clases virtuales se definieron como el binomio clave para la búsqueda de una normalidad que favorezca la reducción del impacto de la pandemia y garantice calidad en la enseñanza y aprendizaje de chicos y chicas.

Bajo este marco, se evidenciaron las distintas realidades y contextos que muestran una Argentina heterogénea con la mayor parte del territorio trabajando sobre modelos mixtos de educación en las aulas y a distancia; y con muchos otros estudiantes bajo la modalidad virtual.

En una análisis del caso -según el Informe Sectorial Educación de Unicef Argentina publicado en junio de 2021- los lineamientos establecidos en la Resolución CFE 387/21 posibilitó la implementación de regímenes mixtos, así como la no presencialidad para niños, niñas y adolescentes que por motivos de salud pertenecen a grupos de riesgos y no pueden asistir a la escuela. También, para casos de instituciones que por decisiones sanitarias no pudieron habilitar las actividades in situ. 

A finales del mes de mayo de acuerdo con lo relevado por el organismo, América Latina y el Caribe en 23 países y territorios las escuelas se encontraban parcialmente cerradas a la presencialidad, en 7 países y territorios totalmente cerradas, y en 6 de ellos están totalmente abiertas. Así, 100 millones de niños y niñas en nuestra región se veían afectados por el cierre de las escuelas: 9,4 millones de niños y niñas afectados por el cierre total de clases presenciales y 91,2 millones de estudiantes afectados por el cierre parcial de las clases presenciales.

Ante un panorama totalmente diverso, por las problemáticas sanitarias y socioeconómicas de cada región de nuestro país; se han diseñado diferentes propuestas con acciones que permitieron la transición de la escolaridad remota hacia la reapertura de las escuelas garantizando, por sobre todas las cosas, el derecho a la educación en el presente y futuro de las infancias y juventudes.

Uniendo esfuerzos para la reconstrucción de las sociedades post pandemia, la educación y formación son un tema central en función a problemáticas como la inclusión, seguridad y sostenibilidad.

Un desafío crítico y urgente

Como en toda crisis, el impacto y las consecuencias de la pandemia se vuelven más perjudiciales en espacios y comunidades con mayores vulnerabilidades y necesidades. En este sentido, el acceso a la educación -un derecho esencial para la promoción del desarrollo humano, la igualdad de oportunidades y la erradicación de la pobreza, entre otros- ha tenido dificultades para alcanzar a toda la población de niños, niñas y adolescentes.

Tal como señala Unicef, si bien una proporción elevada de quienes interrumpieron su escolaridad en 2020 retomaron el vínculo con la escuela en 2021; se registraron casos de estudiantes desvinculados donde se destacan como principales motivos que “los estudiantes se habían desenganchado durante la pandemia y no querían seguir estudiando o bien que se vieron atravesados por problemas de salud, situaciones de embarazo, maternidad o paternidad”.

Algunos valores: un 6% de adolescentes entre 13 y 17 años discontinuaron sus estudios durante 2020, lo cual equivale a unos 126.500 chicos y chicas; y un 13% abandonó por no contar con dispositivos electrónicos y/o acceso a internet. Llegado el 2021, un 78% del total que afirmaron haber abandonado (126.500) retomó los estudios y un 22% permanecen desvinculados, representando aproximadamente 27.000 adolescentes.

La deserción escolar junto a la brecha digital, así como el impacto de las situaciones sociales, económicas y familiares siguen siendo barreras para garantizar la educación de forma sostenida; visibilizando grandes desigualdades que impactan en los aprendizajes adquiridos. Estas problemáticas que en nuestro país existen hace décadas, dificultan el pleno bienestar de niños, niñas y adolescentes y el acceso equitativo a sus derechos.

Datos obtenidos de la Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la pandemia en la educación de niñas, niños y adolescentes. Cuarta ronda. Junio 2021. UNICEF Argentina 

Escuela y bienestar futuro

En el marco de este informe llevado a cabo por dicha organización, que trabaja en la protección de los derechos de niños y niñas en más de 190 países, se detecta a la salud emocional como una cuestión de gran importancia en el desarrollo, vínculos y aprendizajes.

Respecto de ello, en las encuestas realizadas los adultos calificaron como positivo el retorno a las escuelas y su impacto en el ánimo de las infancias y juventudes; sin variaciones por realidades socioeconómicas. Según los datos publicados, 9 de cada 10 adultos respondieron de modo afirmativo, el 90% expresó que estaban contentos de volver a la escuela y 6 de cada 10 destacó que disfrutaban de reencontrarse con sus compañeros. Asimismo, un 23% percibió una mayor motivación en el estudio a partir de la presencialidad.

En este particular escenario y con mucho en juego, el desafío de proteger a generaciones de chicos, chicas y jóvenes también se ha convertido en una oportunidad para garantizar igualdad en el acceso a la educación, aprendizajes de calidad y entornos más seguros. Priorizar la educación es clave para el desarrollo sostenible, de acuerdo con lo establecido en la Agenda 2030, donde se la reconoce como esencial para el éxito de sus 17 objetivos.

Bajo el ODS 4, la educación -derecho universal- además de brindar la oportunidad de tener condiciones sociales y económicas adecuadas y un futuro mejor, favorecerá la igualdad de género y la erradicación de la pobreza. 

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