Cultura y sociedad

12, Enero 2021

Peque Paretto: “Hay que darse el tiempo para todo, ser flexible es la clave para sobrevivir”

Una deportista de alto rendimiento que se consagró como la máxima judoca del país, la primera mujer argentina olímpica en ganar un oro en una práctica individual, que se mantuvo más de quince años en la élite del deporte mundial. Paula “Peque” Pareto y una historia de vida que supo trascender y llevar a lo más alto los valores de constancia, dedicación, esfuerzo y disciplina.

Más conocida como la “Peque”, Paula Belén Pareto es una de las deportistas más grandes que tiene nuestro país. Supo combinar el amor por el judo, una práctica que comenzó desde pequeña alentada por su familia, y su formación como médica especializada en traumatología. Una trayectoria deportiva destacada: ganadora de una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, campeona mundial en 2015 convirtiéndose en la mejor judoka del mundo en la categoría hasta 48 kilogramos. Y más, en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 obtuvo la medalla de oro que la coronó como la primera mujer argentina olímpica. 

En una entrevista exclusiva con Vida & Salud, la “Peque” repasa sus comienzos deportivos, la importancia de la contención familiar para llegar al éxito, y cómo logró romper los prejuicios y poner fin a los estereotipos de género en el universo del deporte.

¿Cuánto tuvieron que ver tus padres Mirta (médica) y Aldo (abogado) en que hoy te consagres como una deportista exitosa?

“Muchísimo. Como siempre digo, los edificios más altos necesitan los cimientos más fuertes y cuánto más pisos tiene que ganar un edificio, más al fondo van esos cimientos y más fuerte. Y creo que he superado mi techo, he ido piso por piso en mi edificio personal. Y si fui haciendo cada vez más pisos fue gracias a ellos, que hicieron el trabajo invisible. Mis padres son la base de todo, de mi vida personal y deportiva, los que me enseñaron el trabajo, el orden, la disciplina, el respeto, y los que también me acompañaron. 

Siempre cuento que la primera competencia a nivel internacional a la que asistí  y por la cual empecé a ser más conocida, fue porque le robaron el auto a mi mamá. En ese momento había un viaje a Puerto Rico para competir en los Panamericanos de Judo, y obviamente debía pagarlo pero no tenía la plata. Entonces mi madre me dice ´con el dinero del seguro, podés viajar´. Fue una decisión en familia invertir ese monto en algo que era para mí, muy personal. Viajé, quedé primera y, a partir de ese torneo, me tomaron más en cuenta.  Hoy de grande me doy cuenta del esfuerzo que hacían mis padres. Sin ellos no hubiese llegado a ser atleta de alto rendimiento ni médica”.

Y hablando de la familia, un actor importante en tus inicios en el judo es tu hermano.

“Sí, empecé a hacer judo porque mi hermano lo practicaba en un club a cinco o seis cuadras de casa. Nos acabábamos de hacer socios del establecimiento y debíamos comenzar algún deporte. Él eligió judo impulsado por mi papá y yo lo acompañaba. El profe que estaba en ese momento, Ricardo, con su forma práctica y muy carismática de enseñar, de poder atraer, llamó mucho mi atención, me gustó y arranqué como todo niño. Me divertía, me gustaba hacer ese deporte, y además estaba junto a mi hermano con quien siempre fui muy compinche. Mi hermano con el tiempo dejó, y yo seguí. De hecho, actualmente sigo con muy buena relación con el profesor”. 

Como ese profe que invitaba e impulsaba a los más pequeños a practicar el deporte, ¿te sentís protagonista como representante del judo? 

“Creo que el hecho de tener buenos resultados a nivel internacional y las televisaciones, que antes tal vez no prestaban tanta atención a todos los deportes amateurs y hoy lo hacen mucho más, un poco por las dos cosas sí ha llegado mucho más el judo a la sociedad.  Cuando era niña, en un club eran diez nenes y yo, o una nena más. Ahora hay diez nenes y diez nenas, eso sí lo veo, y también me lo han dicho los profes de las distintas escuelas y se ve en las competencias, la misma cantidad de nenes y nenas. Es algo que está bueno que se sepa, que el deporte es deporte, no es de nenes o de nenas. Si ayudé y fui ejemplo de eso, de alguna forma estoy contenta de haberlo sido”. 

“El esfuerzo tiene sus beneficios, buscar un objetivo y esforzarse día a día termina dando resultados”.

Sos una gran representante de esas mujeres que lograron romper marcas, liderar espacios, a lo mejor un poco más difíciles, históricamente hablando. 

“Gracias, la verdad que salgo de competir en Río y me dicen esto que acabás de decir, ‘sos la primera mujer campeona olímpica de Argentina ́. Nunca lo había pensado. Pero alguien tenía que ser, la sorpresa es que sea yo. Es importante saber que en algún momento va a llegar, y va a llegar de la mano de quien menos nos imaginemos (por lo menos yo no lo imaginaba) pero se logra a costa del esfuerzo diario, del trabajo diario. No es sólo el momento de la competencia en el que hice la diferencia, sino que la diferencia se hizo en el día a día y no lo logré sola sino junto a todo el equipo de trabajo del que siempre hablo,  conformado por mi familia, los entrenadores, los deportistas con los que me relaciono en el entrenamiento cotidiano, con quienes nos bancamos en las buenas y en las malas”.

Aprender a liderar equipos lleva una experiencia. Hoy te encontrás en otro lugar, como directora técnica de judo. ¿Cómo es estar en ese otro lugar? 

“Igual. Implica ser parte de ese equipo pero desde otra perspectiva. El equipo va para el mismo lado, todos queremos que el que está luchando salga victorioso. Cuando la que luchaba era yo, quería salir victoriosa pero todo mi equipo también deseaba eso. En este caso, es lo mismo. Soy parte de ese equipo, hoy sentada en otro banquito. Es como una mesa redonda donde hay diez personas, tienen que estar las diez sentadas en su lugar. Tal vez en algún momento estaba sentada en el número cuatro, hoy estoy en el seis. Pero la misma mesa, y todos queremos que el argentino (porque representamos a Argentina), gane. Es el mismo sentimiento y otra perspectiva”.

¿Qué valores no pueden faltar en esos equipos?

“El respeto, ante todo. Y la voluntad del día a día, de tener ganas de superarse a uno mismo, eso es clave. Es lo que hoy veo en muchos de los chicos y chicas que están formándose y preparándose para salir a los nuevos desafíos que nos tocan este año. 

No acostumbro a enfocarme mucho en la parte técnica, en las tácticas, sino que veo la actitud que le ponen. Si uno tiene ansias de ganar y pone la voluntad y el esfuerzo, es a donde se pueden dar cosas impensadas. El esfuerzo tiene sus beneficios, buscar un objetivo y esforzarse día a día termina dando resultados”. 

En los últimos Juegos Olímpicos se rumoreaba que antes de iniciar la primera lucha estabas estudiando para rendir un final. ¿Es verdad?

(Se ríe) “Cinco días antes de luchar rendí un final que me dio el título de Ortopedia y Traumatología. Lo había venido preparando hacía rato, la verdad que la mayoría de mi vida deportiva y de estudio de la medicina se dieron a la par; es la forma en la que uno llega a hacer las cosas. Ordenado, metódico y en el día a día con los tiempos correspondientes para cada cosa. 

Siempre me costó todo, tanto el estudio como el entrenamiento. Le pongo onda y esfuerzo, y como sé que me cuesta un montón, hago el doble de esfuerzo. Me quedaba después del entrenamiento, iba antes, entrenaba en mi casa, en la casa de mi abuela, quería que saliera y lo practicaba extra y bueno… me terminaba saliendo. No por facilidad”. 

¿Cómo te llevás con esa culpa de que, por hacer las dos cosas a la vez, estudiar y entrenar, dejaste a un lado el tiempo con la familia, con amigos?

“Es una de las cosas que más me costó en mi etapa deportiva. No poder estar para algún cumpleaños familiar, para alguna fiesta de amigos, eventos que son importantes para mí y para ellos. Duele y cuesta pero también eso es lo que ponía en la balanza antes de salir a luchar. Y me decía a mí misma ´por ese esfuerzo que hicimos desde los dos lados, de ese equipo que hablo siempre, dale, salí a dar todo´. Es una de las cosas que me daba fuerza y lograba que valga la pena. Me daba mucha más energía para salir y no me importaba nada. Porque lo valía por todo eso que había dejado de lado”.

El judo nació para no recibir golpes, para protegerse de los golpes, ¿esto lo trasladás a otros ámbitos de tu vida?

“El judo, que significa camino a la suavidad, es un deporte de contacto pero está pensado como un arte marcial que no tenga golpes. Jigoro Kano (fundador del Judo) veía caer la nieve en invierno (en Japón, en invierno nieva), y decía que los árboles tenían los troncos más gruesos que aguantan la nieve pero llegaba la primavera y esos troncos aparecían en el piso porque se habían quebrado por la nieve misma. En cambio, las ramitas más finas veían cómo la nieve caía y se acumulaba un poquito de nieve, se flexibilizaba y caía. En primavera las ramitas que aguantaban eran las más finitas, entonces la moraleja es no aguantar tantas cosas sino ser más flexibles.

La naturaleza siempre nos enseña de alguna u otra forma, esta es una historia de las tantas que el judo me ha dejado y la he traspasado a mi vida personal. Hay que darse el tiempo para todo, ser flexible es la clave para sobrevivir”.

“El deporte es deporte, no es de nenes o de nenas. Si ayudé y fui ejemplo de eso, de alguna forma estoy contenta de haberlo sido”.

Hablabas antes de tus tiempos, cómo lo vas capitalizando para lograr los objetivos. ¿También hacés ayuda social? ¿Cómo manejás esos tiempos?

“Siempre hay tiempo para todo. Es un poco aprovechar la exposición pública que tengo  para intentar ayudar a la gente que realmente lo necesita, que al no ser tan visibles no llega la ayuda. Hoy pasa que estoy siendo un nexo entre el que quiere ayudar y el que la necesita. Es lindo saber que hay muchísima gente que quiere colaborar y que no sabe cómo. Como sociedad podemos crecer ayudándonos entre todos. Y lo hago con familia y amigos así que aprovecho también ese tiempo para disfrutarlo con ellos”.

¿Hay mucho más en dar que en recibir?

“Sí, totalmente. Me pasa a mí y lo veo en la cara del que puede colaborar con alguna causa que sabe que está ayudando, te sentís útil. Estás contento, se llena el alma y el corazón”.

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