12, Enero 2021
“La palabra tiene la capacidad de mitigar el dolor y de impulsar la empatía”.
Consultora especialista en desarrollo de contenidos y en comunicación inclusiva para empresas, la Lic. María Inés del Árbol comparte con Vida & Salud su mirada profesional y conocimientos sobre una de las temáticas en debate: el uso del lenguaje inclusivo.
María Inés del Árbol
“Me gusta entender al lenguaje inclusivo como aquel que integra, visibiliza y valora la diversidad. Su objetivo es contribuir a la inclusión” inicia la conversación la Lic. en Comunicación Social, docente de Redacción Corporativa para Programas Ejecutivos de la Graduate School of Business y coordinadora del Área de Desarrollo Profesional de la Universidad de Palermo.
Y continúa explicando: “si hablamos de lenguaje inclusivo es porque lo consideramos el mejor instrumento para contrarrestar prejuicios y estereotipos, y proponer cambios discursivos que apoyen la inclusión. Al apoyar su uso nos comprometemos a trabajar por el respeto a la diversidad”.
En la demanda de una práctica discursiva inclusiva se suele establecer una asociación directa con el género, respecto de ello María Inés destaca que“abarca no solo al género, sino que también refiere a modelos corporales, personas con discapacidad y adultas mayores; y evita la estigmatización por etnia, ideología o religión”.
Ya en contexto e introducidos en la temática, le preguntamos sobre la misión del lenguaje inclusivo y si lo considera una forma de igualar: “la palabra tiene la capacidad de mitigar el dolor y de impulsar la empatía. Busca la equidad más que la igualdad; o, mejor, busca la inclusión de la diversidad.
Nos convoca a construir otro sistema de valores, otra forma de entender, de pensar y de representar al mundo. El lenguaje no solo comunica, tiene poder, da órdenes, persuade, influye; crea realidad al transformarla. Si yo digo que alguien ‘es un discapacitado’, sin duda, estaré creando una realidad: una emoción que será total”.
Ahora bien, ¿cómo lo llevamos a la práctica? “El poder de las palabras solo se ejerce sobre las personas que están dispuestas a interpretarlas y escucharlas, en pocas palabras a creerlas”, explica María Inés y agrega: “el lenguaje puede cambiar porque está en construcción permanente, porque la sociedad cambia y necesita de nuevas palabras para reconocerse y expresarse. Podemos promover ese cambio mediante la puesta en práctica de criterios y acciones discursivas que permitan resolver las dudas más frecuentes al momento de comunicar inclusivamente de manera escrita sin generar conflictos académicos”.
“La palabra inclusiva da visibilidad social a grupos postergados y determina nuevas actitudes culturales y sociales”.
¿Algunos tips o estrategias? Según la especialista “las soluciones son muchas, daremos algunas a modo de ejemplo: aplicando el recurso del uso de un colectivo podemos reemplazar ‘saludamos a todos los profesionales’ por ‘saludamos al grupo de profesionales’; o aplicando la supresión de artículo podemos reemplazar ‘los cinco finalistas accederán al viaje’ por ‘cinco finalistas accederán al viaje’. A fin de facilitar la lectura no incluimos recursos como ‘@’ o ‘x’, pues deja afuera a personas con discapacidad visual que utilizan procesadores de voz para leer. Además, existen diversos recursos gramaticales correctos que permiten mantener un equilibrio con la economía del lenguaje. Es interesante comenzar a realizar estas buenas prácticas para adquirir el hábito y no caer en contradicciones dentro del mismo texto”, resalta.
Dentro de su vasta experiencia profesional, María Inés del Árbol acompaña a diversas compañías en la creación y edición de materiales para sus diferentes canales de comunicación, dictando en reconocidas empresas talleres de sensibilización y desarrollando guías de lenguaje inclusivo.
En este sentido, nos cuenta que: “las compañías se esfuerzan por lograr la incorporación del lenguaje inclusivo con políticas concretas para obtener resultados a corto y mediano plazo. Hoy el tema está instalado en las áreas de RR.HH., pero hay que seguir avanzando. Las empresas proponen encuentros con profesionales conocedores del tema, videos, manuales.
En el sector privado el foco está puesto en lograr consensos, en crear mensajes con los que todo el mundo se sienta involucrado. Y con eso trabajamos con las empresas: desde talleres hasta manuales, pasando por diversas dinámicas ¡el objetivo es que, además de recorrer una nueva mirada, la pasemos bien!”
“Una práctica discursiva abarca no solo al género, sino que también refiere a modelos corporales, personas con discapacidad y adultas mayores; y evita la estigmatización por etnia, ideología o religión”.
Acerca de María Inés del Árbol: su interés por especializarse en comunicación inclusiva surgió a raíz de un pedido de Banco Santander: “el BCRA pidió a las instituciones financieras, en 2019, que tuvieran en cuenta el uso de un lenguaje que incluyera a la diversidad. A partir de ahí empecé a estudiar y trabajar con empresas como Boehirenger Ingelheim, Novo Nordisk, Arcor, Molinos, Globant, Paramount y entre otras. Y día a día aprendo y me maravillo más con el poder de las palabras”, nos cuenta.
Además, en su perfil de Instagram @letrasdelarbol2, la Licenciada comparte a través del juego contenido para aprender a escribir mejor, creando mensajes claros, efectivos y sin errores.