Saludablemente

12, Enero 2021

Espasmos al dormir: ¿por qué ocurren?

Se los conoce como mioclonías étnicas y son movimientos musculares involuntarios que ocurren cuando nos estamos quedando dormidos. Las causas pueden ser variadas y no suelen ser graves.

Espasmos del sueño mioclonías hípnicas
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Estás a punto de dormirte y, de repente, te sobresalta una sensación de caer al vacío y te despertás con una sacudida, ¿te pasó alguna vez? No te preocupes, esto le ocurre al menos a un 70% de la población mundial, de acuerdo con el Instituto Europeo del Sueño.

¿Por qué se dan estos sobresaltos? A medida que vamos entrando en el sueño, el cerebro deja escapar estímulos nerviosos que provocan sacudidas en brazos y piernas y pueden llegar a despertarnos. Estos episodios reciben el nombre de mioclonías étnicas o sacudidas hípnicas y suelen ser inofensivos.

El término mioclonía hace referencia a un movimiento espasmódico rápido y de muy corta duración que no se puede controlar. El hipo es un ejemplo de mioclonía, al igual que los espasmos que podemos experimentar mientras nos quedamos dormidos.

¿Qué provoca los espasmos al dormir?

Aunque todavía no existe una explicación clara, algunos especialistas indican que estas sacudidas pueden estar relacionadas con factores como un consumo excesivo de estimulantes como el café, una actividad física intensa, un sueño insuficiente o estrés.

Por otra parte, un estudio realizado en la Universidad de Colorado (EE. UU.) propone que estos espasmos son un reflejo heredado de nuestros antecesores, producto de una interpretación inadecuada que hace el cerebro cuando se produce la relajación muscular al comienzo del sueño.

También, algunas investigaciones sostienen que este hecho se presenta como un sistema de defensa que se mantiene alerta durante el sueño y envía señales eléctricas a nuestras extremidades para responder a estímulos externos.

¿Cómo evitar los espasmos al dormir?

Para disminuir o evitar estos episodios al quedarnos dormidos, el Instituto Europeo del Sueño recomienda:

Evitar el consumo excesivo de café o bebidas con cafeína, así como de tabaco y otras sustancias estimulantes o energéticas.

Realizar actividad física moderada regularmente sin que llegue a ser extenuante.

Mantener horarios regulares de sueño que garanticen el descanso para prevenir un sueño insuficiente.

Procurar llevar una alimentación balanceada.

Incorporar estrategias para manejo del estrés como ejercicios de respiración o de relajación, en especial, antes de ir a la cama.

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