12, Enero 2021
Manicura bajo la lupa: la ciencia argentina advierte sobre los daños de las lámparas UV en la piel
Investigadores del Conicet comprobaron que apenas cuatro minutos de exposición a estos dispositivos pueden alterar las moléculas cutáneas. Qué riesgos implica y cómo protegerse.

Lucir uñas prolijas y con esmalte intacto se volvió parte de la rutina estética de muchas personas. Pero una investigación reciente del Conicet encendió una luz de alerta sobre un detalle que suele pasarse por alto: las lámparas de secado UV.
Según el estudio, incluso un ciclo breve de exposición puede provocar cambios en la estructura de las proteínas de la piel.
Una pregunta que encendió la alarma cinetífica
Todo comenzó cuando María Laura Dántola -investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA, CONICET-UNLP) y docente universitaria- preguntó a sus alumnas cómo lograban conservar uñas tan prolijas todo el tiempo.
La respuesta fue unánime: explicaron que usaban esmaltes semipermanentes y lámparas LED a máxima potencia para acortar los tiempos de secado, una vez por semana.
Esa inquietud inicial que tuvo Dántola derivó en una investigación científica, de la cual participaron también Mariana Vignoni, Mariana Serrano y Carlos Ardila Padilla.
Para ello, el equipo diseñó ensayos que evaluaron cómo la radiación emitida por estas lámparas puede dañar las moléculas naturales de la piel.
Cuáles fueron las conclusiones
“Tras una exposición de cuatro minutos, lo que dura un ciclo típico de manicura, observamos que todos los compuestos estudiados sufren modificaciones que conducen a una alteración de sus funciones biológicas”, explica Serrano.
Este proceso se conoce como fotosensibilización y es responsable de los daños que la radiación electromagnética causa en los organismos vivos y que pueden provocar irritación, reacciones inmunológicas como fotoalergias y, a largo plazo, aumentar el riesgo de cáncer de piel.

“Se trata de procesos que, de una u otra forma, derivan en la muerte celular. El ejemplo más claro en este caso es la acción que se produce sobre la tirosinasa, una de las enzimas que participan de la síntesis de melanina, el pigmento natural que da el color a la piel y el pelo y que nos protege de los efectos de la radiación del sol. Una vez que esa función se altera o desaparece, el cuerpo pierde esa protección natural, y de ahí todos los daños que se puedan producir”, comenta Vignoni.
Además, Ardila Padilla señala que consideran “importante que estos dispositivos informen acerca de los efectos perjudiciales que puede provocar su uso no controlado, y que también se recomiende la implementación de medidas preventivas como la colocación de un protector solar o guantes que eviten la exposición innecesaria de ciertas regiones de la mano”.
Aunque el uso ocasional de lámparas UV para manicura no representa un peligro inmediato, los expertos subrayan que la exposición acumulada sí puede tener consecuencias en la salud de la piel. Incorporar medidas simples como las mencionadas por Ardila Padilla puede marcar la diferencia.
Como en muchos aspectos relacionados con la estética y la salud, la clave está en tomar decisiones informadas que cuiden no solo cómo se ven nuestras manos, sino también cómo se mantienen sanas a lo largo del tiempo.