12, Enero 2021
Eial Moldavsky: “Hay algo de prejuicio sobre el contenido que se consume en redes”
Filósofo, humorista e influencer, Eial Moldavsky ganó una masiva popularidad por su distintivo ciclo de videos, “Filosofía en un minuto”. Dueño de una simpatía contagiosa, espontáneo y activo, reparte su tiempo en varios proyectos. En una charla con Vida & Salud, cuenta qué le atrajo de una carrera “no tradicional”, y cómo lo llevó a las redes.
Puede decirse que Eial Moldavsky pertenece a esa generación que creció a la par de las redes sociales. Mientras cursaba la primaria, TikTok todavía no era ni un proyecto y su adolescencia posiblemente se dirimió entre Fotolog, Facebook y los primeros smartphones.
Muchos integrantes de esa generación son quienes hoy se transformaron en referentes o influencers, en lo suyo. Eial o Eio, como lo llaman, es filósofo y nunca pensó que su temática de estudio podía llegar a abrirle las puertas de un canal de comunicación tan masivo, del que pudiera vivir.
Cuando creó “Filosofía en un minuto”, el ciclo de videos en los que aborda en ese lapso de tiempo temáticas profundas pero muchas veces también cotidianas, con el aporte de autores clásicos, no pensó que podría tener semejante repercusión, ni catapultarlo a donde está parado hoy. “Realmente no tengo una explicación o algo que haya previsto o me imaginaba que podía pasar. No era un proyecto puntual para mí, sino algo que se me ocurrió un día y lo hice”, admite.
El humorista de 31 años, que debutó recientemente como conductor de un programa de streaming diario (Sería Increíble, a las 8 am por el canal Olga, junto a Nati Jota y Leti Siciliani), cosecha más de un millón de seguidores en sus redes, en las que comparte contenidos de temáticas variadas. Definitivamente una carrera en ascenso.
“Trato de que los videos, en la medida de lo posible, no tengan una bajada de línea muy cerrada. No opino. Me parece re lindo que me pidan consejos, por ejemplo, pero para poder opinar tenés que conocer”.
Sin embargo, charlar con Eio es hacerlo con una persona con los pies sobre la tierra. Simpático, amable y muy reflexivo, dialoga con Vida & Salud sobre su profesión, la importancia de su familia, la vorágine de las redes y sus proyectos.
Puede abordar temas profundos y complejos como el dolor, los vínculos, el amor, la melancolía, el desapego y hasta el mismo hecho de existir. Seleccionar autores o pensadores que posiblemente una buena parte de su público no haya escuchado nombrar, resumirlo y hacerlo atractivo como para acumular cientos de “likes”. Pero también puede abordar las noticias de la semana y subirse a un escenario para hacer reír.
Que Eial es multifacético, no entra en discusión, pero lo fundamental para avanzar, según destaca, es que el proyecto lo entusiasme. Algo así como lo que ocurre actualmente. “Desde hace tiempo, tenía muchas ganas de probar un formato de ese tipo. Había tenido un acercamiento menor, por todos los streamings que había hecho, y me sentía cómodo”, expresa sobre la conducción.
“Además, crecí escuchando radio toda mi secundaria y mi vida, y me parecía que el streaming conservaba un poco ese espíritu, de ese tipo de construcción de comunidad y acompañamiento diario y por eso no me resultó difícil aceptar, en términos de las ganas. Ahora viene esto de laburar y ver cómo me va, pero estoy contento y súper entusiasmado”, reconoce.
En la misma línea, cuenta que prefiere el trabajo en equipo y acompañado. “El laburo de hacer los contenidos, editar, y demás, tiene mucha potencia de hacer cosas solo y trabajar al infinito, pero a mí me aburre, no me pone contento”, admite. “Yo hago solo los videos de filosofía nada más. Los de resumen de noticias los construyo con un equipo porque me parecía que estaba bueno darle un saltito de calidad piola a la edición, ayudar al perfil a verse más profesional, y también sumar ese plus de no trabajar solo”, agrega.
“Hay algo de prejuicio sobre el consumo de redes”.
Si bien su apellido es poco común, ya suena familiar e identificable para la gran mayoría de los argentinos. Es hijo del reconocido humorista Roberto Moldavsky, con quien, además, compartió espacio laboral hasta hace muy poco. “Fue algo que se dio de una manera inesperada para mí, pero buenísima. Nosotros nos llevamos bárbaro, nos conocemos y nos entendemos. Volvería a trabajar con él sin problemas”, cuenta sobre las obras de teatro en las que compartieron escenario.
¿Cómo viviste esa exposición masiva que de repente tuvo él, que pasó de ser comerciante a un artista reconocido?
“Fue algo muy lindo. Porque es fuerte ver a tu viejo cambiar la vida, pero lindo verlo dedicarse a algo que le gusta, un sueño que descubre de grande. Y no es tan común para los hijos ver cómo sus padres descubren un sueño nuevo en su vida profesional y lo cumplen. Más allá del éxito, que está buenísimo y ayuda a que las cosas siempre sean más fáciles y mejores, el proceso no se puede evaluar únicamente por los resultados, sino por el coraje de tomar la decisión de cambiar tu vida y hacer algo que te gusta, y transmitirle eso a tus hijos es hermoso”.
Es claro que la vocación y las pasiones muchas veces se heredan y se contagian. Y esto no solo tiene que ver con el costado artístico de su familia, sino también con la inclinación a la hora de formarse. Es que, Eial es filósofo, su papá es sociólogo y Galia, la hermana menor, también. “Y mi vieja es abogada, somos una familia en la que las carreras del rubro humano tenían mucha presencia evidentemente y siempre lo hablamos”, apunta.
“Yo siempre hago chistes, por el costado comercial de mi padre, con que era difícil para la gente del Once tener un hijo que estudiara filosofía, pero lo cierto es que en mi casa me bancaron a full, no era algo descabellado ni tan fuera de contexto”, se ríe al ser consultado acerca de cómo tomaron en su casa la elección de la carrera.
¿Por qué te inclinaste por estudiar filosofía?¿Pensaste en la salida laboral?
“Primero me llamó la atención la materia en la secundaria. Lo que tiene un poco de azar, de cruzarte con un profesor o profesora que te resulte interesante lo que dice, más un poquito de uno, de dónde venís y demás. Siempre pensaba en que hay mucha gente que conozco que estudió algo, pero trabaja en otra cosa. Entonces me pareció motivo suficiente como para estudiar y después elegir -en el mejor de los panoramas-, o tratar de ver de qué iba a trabajar”.
¿Y cómo llegaste a la idea de hacer videos para las redes sobre este tema?
“Realmente no tengo una explicación, porque no fue algo que hubiera previsto o me imaginaba que podía pasar. Fue una cosa que se me ocurrió un día, lo hice y durante los primeros dos años ni siquiera lo hacía de manera sostenida. Pero la pandemia un poco me obligó, por- que estaba casi sin laburo, y me puse a hacer uno por semana como para tener algo en agenda”.
¿Por qué creés que “la pegaste” con este ciclo?
“Por qué anduvo bien es difícil de saber, porque no sé muy bien cómo funcionan las cosas en redes. Pero sí me dejó en claro que al menos no existía esa negación a la filosofía, a las preguntas, o a videos con contenido más alternativo. Me parece que hay algo de prejuicio, o una sensación que a veces veo, pero no sé de dónde salió, con el consumo de redes, con la disponibilidad que tenemos. Pero me quedó claro que hay algo un poco más complejo o difícil de entender. No está ese rechazo a todo lo que no sea video de gente cocinando o perritos encontrándose con sus dueños”.
En cuanto a los temas, ¿a qué recurrís para generar contenido semanal?
“Trato de leer, todo lo que pueda, en los momentos que pueda, porque ya no tengo inspiración. Quizás no se me ocurren más las ideas. La filosofía es infinita, pero el laburo mío es leer lo más que pueda para mejorar y tratar de afinarlo, para tener ideas nuevas. Es difícil cuando sacás un video por semana porque te agotás a vos mismo y la única manera de renovarte es leyendo. Así voy separando cosas que me parece que tienen algún potencial”.
¿Te acordás cuál fue el que generó el despegue, o punto de inflexión en tus redes?
“Fue un video que subí a TikTok, no sé si por el algoritmo o por qué, pero logró unos números y una repercusión distinta de la que estaba acostumbrado en Instagram en ese momento. Era el titulado ‘No seas trolo, man’ de (Pierre) Bourdieu, en donde hablaba sobre la violencia masculina. Que, de hecho, TikTok me lo bajó, seguramente porque a la plataforma le pareció que el título ofendía las normas. Pero lo reclamé, la verdad porque estaba al pedo, lo repusieron y explotó. Fue tremendo, y después sí, empezó a crecer todo y se retroalimentaron las redes”.
¿Cómo establecés algún tipo de límite con las redes, considerando los temas que tocás? La gente seguramente consulta, pide consejos, ayuda…
“Yo no opino. Trato de que los videos, en la medida de lo posible, no tengan una bajada de línea muy cerrada. Porque me parece que no es el objetivo. A veces leo y veo la forma de acercarme a algunas discusiones en particular, pero nunca opino de vidas ajenas. Me parece re lindo que me pidan consejos, pero para poder opinar tenés que conocer y saber un montón de cosas que desde Instagram no voy a poder resolver. Creo que igualmente todos tenemos eso de querer que alguien nos dé una solución mágica con nuestra vida ¿quién no quiere?”.