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12, Enero 2021

¿Qué es la contaminación lumínica y cómo nos afecta?

A propósito de la última gran tormenta solar y la aparición de auroras polares en diferentes partes del mundo, se volvió necesaria la discusión sobre este tipo de contaminación en nuestro país.

La semana pasada, una inusual (por características e intensidad) explosión solar desencadenó una tormenta geomagnética en la atmósfera terrestre. Debido a este fenómeno, en los cielos de diferentes partes del mundo, pudieron vislumbrarse auroras polares con tonalidades de todo tipo. Se trata de la tormenta solar más intensa que llega a la Tierra desde octubre de 2003.

A raíz de estos sucesos, en las redes sociales pudieron verse comentarios, en tono de queja o asombro, sobre la poca o nula visibilidad que tuvieron esos maravillosos cielos de colores en zonas donde se había anunciado que podrían verse. Debido a esto, se vuelve pertinente echar luz sobre qué es la contaminación lumínica, sus efectos más directos y consecuencias en las personas.

La contaminación lumínica es la alteración provocada por el ser humano en los niveles naturales de luz exterior, que altera la vida silvestre, afecta la salud humana, genera alteraciones en el consumo de energía en hogares, industrias y urbes en general, contribuye al cambio climático y bloquea la visión clara del cielo.

La contaminación lumínica tiene efectos negativos tanto en la vida de las personas, principalmente en las ciudades, como en los animales que habitan en zonas cercanas. De acuerdo con los resultados del Atlas Mundial de la Contaminación Lumínica (2016), alrededor del 83% de la población mundial vive bajo cielos contaminados por la luz.

Podemos identificar esta contaminación si prestamos atención al aumento del brillo del cielo nocturno, que es lo que hace que veamos cada vez menos a las estrellas y demás objetos celestes. Esta característica se genera por la reflexión y difusión de la luz artificial en los gases y en las partículas del aire urbano (esmog, contaminación, etc.).

En las personas, uno de los efectos de estar expuestos a la luz artificial por la noche es el de la alteración de los patrones de sueño. Esta consecuencia hace que sea más difícil que logremos dormirnos o provoca que descansemos de forma fragmentada. En el mismo sentido, también se puede ver alterado el apetito, causando aumento de peso, y el ánimo.

A partir de 2016, la Secretaría de Energía de la Nación elabora un Mapa de Contaminación Lumínica que abarca la totalidad del territorio argentino. En el link, se puede chequear toda la información que diferentes satélites nacionales captan de la atmósfera terrestre y las zonas argentinas donde este tipo de contaminación se hace más presente.

Para abordar el problema de la contaminación lumínica, es importante tomar medidas tanto a nivel individual como colectivo. En el ámbito personal, podemos reducir nuestra exposición a la luz artificial durante la noche, utilizando cortinas opacas, apagando luces innecesarias y utilizando iluminación de baja intensidad y tonos cálidos. A nivel comunitario, se pueden implementar regulaciones y políticas que promuevan el uso responsable de la iluminación exterior, limitando el brillo y la dispersión de la luz.

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