12, Enero 2021
La trampa del multitasking
Responder un mail mientras calentás la comida, revisar el grupo de WhatsApp del colegio, salir de casa y tratar de recordar si apagaste la hornalla encendida. Todo al mismo tiempo. ¿Te pasa?

Hacer todo. Estar en todo. Creemos que si no hacemos varias cosas a la vez, no llegamos. Y si no llegamos, fallamos. Así, el multitasking se convierte en una especie de piloto automático que parece útil. Pero no lo es.
Aunque se suele asociar con la habilidad de hacer varias cosas al mismo tiempo, lo cierto es que el multitasking no existe como tal. Nuestro cerebro no está diseñado para realizar múltiples tareas complejas a la vez: lo que hace es cambiar de foco constantemente, y eso gasta energía, desconcentra y agota.
Según investigaciones en neurociencia, cambiar de una tarea a otra permanentemente puede reducir nuestra productividad hasta un 40%. Además, incrementa los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y termina afectando nuestra salud emocional y física.
Cambiar de una tarea a otra permanentemente puede reducir nuestra productividad hasta un 40%.
La trampa está en que parece que avanzamos. Pero vivir en modo multitarea no es eficiencia, es sobrecarga mental. Nos desconecta del presente, del disfrute, del foco. Y lo más preocupante: nos desconecta de nosotros mismos.
Multitasking digital: la nueva adicción invisible
Hoy no solo hacemos cosas físicas en simultáneo. También contestamos mensajes mientras miramos una serie, revisamos redes mientras trabajamos o escuchamos un audio mientras cocinamos. La hiperconectividad fragmenta la atención y nos impide descansar de verdad.
Nos acostumbramos tanto a la sobreestimulación que, cuando hay silencio o pausa, sentimos ansiedad o aburrimiento. Y eso también es una señal.
¿Qué podemos hacer?
🔹 Foco en lo importante: no todo es urgente.
🔹Una sola cosa a la vez: entrenar la atención plena.
🔹 Pausar: permitirnos terminar algo antes de empezar otra cosa.
🔹 No responder todo al instante: posponer también es cuidarse.
🔹 Registrar el cansancio mental como un límite real.
🔹 Celebrar lo que sí hicimos, aunque no haya sido todo.