Saludablemente

12, Enero 2021

Leila Guarnieri: “El derecho a saber qué comemos”

Las cifras son determinantes y dejan en evidencia que el sobrepeso y la obesidad son el problema más grave de malnutrición en niños, niñas y adolescentes de nuestro país. Leila Guarnieri, Licenciada en Nutrición e investigadora del área de políticas de alimentación saludable de FIC Argentina, nos acerca una mirada profesional sobre la urgencia de entornos y hábitos alimenticios más saludables.

La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, realizada en nuestro país en el año 2018, arrojó que el 66,1% de la población adulta tiene exceso de peso, el 34,6% tiene presión arterial elevada y solo el 6% cumple con la recomendación de consumir cinco porciones de frutas y verduras por día. A esto se suma, la ingesta promedio de sal por habitante entre 11 y 12 gramos -cuando lo recomendado es de 5 gramos diarios- y que Argentina lidera el ranking de la región en el consumo de bebidas azucaradas.

“Estos datos dan cuenta de la necesidad de que el Estado avance en la adopción de políticas públicas que mejoren los entornos y promuevan la adopción de hábitos alimenticios más saludables”, expresa Guarnieri. 

En los últimos años se ha evidenciado a nivel mundial un importante cambio en el patrón alimentario que pone en la mira a los productos ultraprocesados. ¿Qué es y por qué preocupa tanto su consumo?

Cuando hablamos de ultraprocesados nos referimos a productos que, por lo general, presentan elevadas cantidades de nutrientes críticos, como azúcares, sodio, grasas saturadas. Por ejemplo, son ultraprocesados las galletitas, golosinas, snacks, gaseosas, salsas y sopas instantáneas, postres azucarados, aderezos, entre otros productos que cada vez están más presentes en las comidas diarias, en reemplazo, muchas veces, de preparaciones caseras y alimentos frescos y naturales.

La preocupación acerca del aumento en el consumo de productos ultraprocesados proviene de que éstos están nutricionalmente desequilibrados. Cada vez existe más evidencia científica que da cuenta de una asociación entre el aumento en el consumo de estos productos y el desarrollo de sobrepeso, obesidad, hipertensión, síndrome metabólico; altamente prevalentes en la actualidad en nuestro país.

¿Por qué se asocia con la malnutrición en niños y niñas?

Particularmente en niños, niñas y adolescentes, los estudios dan cuenta de que se relaciona con desarrollo de sobrepeso, obesidad, síndrome metabólico y dislipidemia (alteraciones en el perfil lipídico, tales como los niveles de colesterol y triglicéridos).

Una de las razones más importantes que explica esta situación tiene que ver con la publicidad y con los mismos envases de alimentos; que son una forma de marketing en sí misma que hoy en día utilizan las empresas para atraer a los más chicos. Al respecto, un estudio que realizó FIC Argentina, donde se analizaron las técnicas de marketing dirigidas a niños y niñas en los envases de galletitas, postres y cereales de desayuno, demostró que de cada 10 productos relevados 9 eran de baja calidad nutricional, y que 3 de cada 10 envases presentaban personajes como una forma de persuadir a los más chicos hacia su consumo.

¿Saber qué contienen los productos ayudaría a conocer qué estamos consumiendo? 

El etiquetado frontal en los envases de alimentos es una fuente importante de información para la población. Actualmente en Argentina la regulación sobre el rotulado de los envases de alimentos y bebidas no incluye una perspectiva de prevención de enfermedades crónicas no transmisibles.

Es relevante que la política de etiquetado frontal se base en los mejores estándares de forma que realmente permita que la población pueda seleccionar los productos conociendo cuáles son aquellos que tienen exceso de nutrientes críticos.

La evidencia indica que los estándares del proyecto de ley que está en discusión en Argentina (el cual incluye un formato gráfico de octógonos negros y el sistema de perfil de nutrientes de OPS) son los mejores para garantizar el derecho del consumidor a la información y son los que permiten que podamos realizar una selección informada de los alimentos que consumimos. A su vez, distintos estudios demuestran que es fácil de entender, independientemente del nivel socioeconómico, de modo que reduce las brechas en el acceso a la información entre los diversos grupos socioeconómicos.

¿Cuál es el rol de la educación en el tratamiento de esta problemática?

La educación alimentaria es importante, pero como estrategia aislada resulta insuficiente para lograr una mejora en los hábitos alimentarios de la población. Por eso, se apunta a implementar un paquete de medidas, entre las cuales, como ya se mencionó, el etiquetado frontal constituye la puerta de entrada hacia el resto. Para que resulten efectivas, sin dudas debe contemplar un abordaje multidisciplinario, ya que implica abarcar aspectos que no sólo tienen que ver con el ámbito de la nutrición, sino que también se incluyen cuestiones legales, económicas, de comunicación, entre otras, que deben considerarse.

En materia de entornos escolares, el proyecto de ley dispone la inclusión de contenidos sobre educación alimentaria nutricional en todos los niveles inicial, primario y secundario. A su vez, plantea la prohibición del ofrecimiento, comercialización, publicidad, promoción y patrocinio de todos aquellos productos que contengan al menos un sello de advertencia o leyenda.

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